Gracias

¿Qué más puedo decir?

Gratitud es lo que siento por mi familia, mis amig@s, conocid@s y también personas a las que no conozco y a las que, sin embargo, me gustaría mirar a los ojos mientras les digo lo conmovida que me siento por su apoyo.

Gracias a mis hijos por ser quiénes son y cómo son. Gracias por aceptar que su madre no es perfecta ni omnipresente y últimamente hace primar su tiempo de entrenamiento sobre el que debería pasar con ellos. Gracias por sus masajes y sus besos. Por su apoyo espontáneo y sus sonrisas frescas.

Gracias a mi compañero de vida por su aliento y su ayuda. Por su visión y su comprensión, por su generosidad y su cariño. Por su cocina y sus abrazos recuperadores. Por estar ahí incluso encontrándose a miles de kilómetros.

Gracias a mis padres y hermanas, por su ayuda en la sombra, como casi todo lo que hacen, que se percibe pero no se ve, se sabe pero no se dice. Que al menos hoy salga a la luz.

Gracias a mis amig@s por su paciencia y comprensión cuando coyunturalmente no dispongo del tiempo que antes les dedicaba. Por aguantar mis conversaciones monotemáticas. Porque con ell@s sobran las palabras, todo se vuelve fácil.

Gracias a mis conocid@s por involucrarse, donar, difundir e impulsar. A veces soy lo suficientemente ingrata y torpe como para dar todo esto por sentado.

Gracias a todas aquellas personas anónimas que apoyan este proyecto. Gracias por sus palabras, gestos y altruismo. El motivo bien lo merece. El anónimo circunstancial es un ser que ya lleva algún tiempo en mi vida y en el que pienso con cierta frecuencia. Desde aquella mano que palmeó la mía cuando faltaban pocos metros para cruzar la línea de meta de mi primera media maratón hasta las grupetas que me animan al adelantarme en la bicicleta — que son infinitas, ya os lo digo — tod@s tenemos a es@ desconocid@ que nos empuja un poco más, aunque sea con algo tan efímero como una mirada. Y te preguntas quien será. Y tu pregunta siempre queda sin respuesta.

Gracias a tod@s por vuestras muestras de cariño y apoyo. Infunden un calor y una fuerza increíbles.

Pero sobre todo, gracias a l@s pequeñ@s y grandes guerrer@s infatigables. Ell@s le dan sentido a todo esto. Gracias a ell@s empecé con esto del deporte solidario y ya no tiene vuelta de hoja. Gracias a sus acompañantes  en el sentido extenso de la palabra. Son fuente de una motivación incomparable. Alex, Alejandra, esto va por vosotros. Ojalá nunca hubiese tenido que escribir esto nunca.

Como veis, todo suma.

Sin todos vosotr@s, esto no sería posible.

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