Hace poco más de un año empezaba el ilusionante proyecto de compartir mi singular composición de cuaderno de viajes, causas solidarias, cultura, turismo activo y desvaríos particulares. Después de un silencio motivado por un obligado paréntesis deportivo del que aún no he salido, me veo arrastrada a explicar mi mutismo.
Y es que nunca hasta ahora me había ocurrido algo así.
No es que sea impaciente —que también—. Es que disfruto tanto con cualquier actividad deportiva, es una parte tan intrínsecamente unida a mi vida que, verme abocada a estar en el dique seco durante tanto tiempo me deja KO: me siento insatisfecha, me cabreo, lo pago con los que me rodean y, como no sé cuánto va a durar, me deprimo, me tiro de los pelos de uno en uno, me pongo machacona con lo que no puedo hacer y dejo de escribir y de disfrutar del resto de cosas que tengo al alcance de la mano y que habitualmente me satisfacen. ¡Qué empecinamiento, oiga!
No soy ni la primera ni la última lesionada a la que le imponen un periodo de carestía deportiva así que… ¡se acabaron los lamentos y lamerme las herida! Salgo del modo pausa y vuelvo a la carga, al menos con el blog…
In Itinere… En el camino…