Renovarse o morir – El parque del Retiro de Madrid

Hoy me he propuesto dos tareas. Una, bastante sencilla, ofreceros una ruta para correr por el Parque del Retiro. La otra, complejísima, intentar condensar en unas pocas líneas parte de la historia de este parque madrileño.

Detalle árboles parterre. /©DebourcieuPhotography

Nuestra tirada de hoy cubre el terreno que ocupó en su día el conjunto del Palacio del Buen Retiro. Aunque su extensión se ha visto reducida drásticamente, el que hoy conocemos como Parque del Retiro fue en sus inicios terreno propiedad del Conde Duque de Olivares. El monasterio de San Jerónimo —sede de las ceremonias de jura de herederos— y el Cuarto Real —lugar de descanso y retiro real, hoy Casón del Buen Retiro— eran las únicas edificaciones que existían por aquella zona y el Conde Duque pensó que sería una buena idea regalarle esos terrenos al entonces rey Felipe IV para montar ahí una quinta real de ocio. Se construyeron edificaciones, estanques, fuentes, jardines y plazas abiertas que conformaron el Palacio del Buen Retiro. Por aquél entonces se encontraba a las afueras de Madrid… ¡y sin embargo hoy es uno de los más céntricos lugares de ocio al aire libre tanto de madrileños como de visitantes!

A lo largo de su historia el parque ha albergado usos y actividades de lo más variopinto. Ha sido emplazamiento de un teatro, una fábrica de porcelana — La China — un zoológico, varios embarcaderos, una pajarera, un observatorio astronómico, una senda botánica, bibliotecas, varias ermitas, un complejo deportivo…Conciertos, naumaquías, representaciones teatrales, exposiciones, incluso corridas de toros, son algunas de las actividades que ha albergado, aunque hoy en día sea simplemente la cara más amable de algunos eventos deportivos, representaciones con títeres, conciertos al aire libre o la Feria del Libro de Madrid.

Ruinas San Isidro. /©DebourcieuPhotography

Tras el paso de Napoleón por el parque durante la Guerra de Independencia, cuando sus tropas se acuartelaron durante cerca de cinco años en una de sus zonas más elevadas junto al observatorio astronómico, las fortificaciones y ciudadela fueron arrasadas y el parque sufrió nuevas transformaciones, volviendo a hacer suya la frase “renovarse o morir”. Finalmente pasó a ser parque abierto al público a finales del XIX y desde entonces no ha dejado de ser motivo de orgullo y disfrute de sus usuarios.

Pero si tengo que quedarme con un único lugar del Parque del Retiro, éste sería el Palacio de Cristal. Inaugurado en 1887 con motivo de la Exposición de las Filipinas, ha albergado muchas más exposiciones siendo, desde hace unos años, sede del Museo Reina Sofía. Su tamaño reducido y el estanque que hay a sus pies me tienen subyugada, da igual la época del año en que me pare a observarlos, me los imagino en su época de esplendor.

Estanque Palacio de Cristal. /©DebourcieuPhotography

Pero regresemos ahora al Madrid actual y a nuestro deporte.
Arrancando desde la puerta de Alcalá, nos adentramos en el Retiro por la puerta de la Independencia y corremos paralelos a las calles O’Donnell y la avenida de Menéndez Pelayo, tanto por senderos de arena como por el asfalto del Paseo Fernán Núñez. Tras haber bordeado La Rosaleda giramos a la izquierda por el Paseo Uruguay hasta llegar a la puerta del Ángel Caído —sí, sí, habéis leído bien, un monumento al demonio —. Desde aquí podemos bajar por la peatonal Cuesta de Moyano hasta el paseo del Prado o dirigirnos hacia la estación de Atocha por Alfonso XII dejando a la izquierda el monumento a las víctimas del 11M y a la derecha el Museo Nacional de Antropología y el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. En la Plaza del Emperador Carlos V giramos hacia la derecha recorriendo el paseo de Prado junto al Jardín Botánico, los jardines del Museo del Prado, el museo Thyssen-Bornemisza, el hotel Ritz, el Museo Naval y el Palacio de Cibeles —antigua central de comunicaciones —¡Es difícil encontrar un recorrido con más referentes culturales por metro cuadrado y que haya sufrido tantas transformaciones desde sus inicios hasta nuestros días!
En la Plaza de la Cibeles tomaremos la calle Alcalá hacia la derecha para volver a nuestro punto de salida, dónde volveremos a girar a la derecha y seguiremos corriendo por la calle Alfonso XII hasta adentrarnos nuevamente en el parque por el acceso que más nos plazca. Dependiendo del tiempo de que dispongamos podemos recorrer un mínimo de 8 km por uno de los lugares con más historia de Madrid.

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