Crónica alicantina (I)

Desconecta.
Haz lo que te apetezca. Sin reloj, sin prisas, sin obligaciones.
Déjate sorprender por un nuevo día.
Piensa en ti. Cierra los ojos. Disfruta del momento, te lo has ganado.
Escucha las olas batiendo contra los guijarros de la playa…
Evocador ¿verdad?

Pues si alguien me llega a decir, hace 40 años, que uno de los grandes placeres de mi vida iba a ser venir al antiguo pueblo pesquero que mi padre adoraba, me habría echado a reír sin control.
O a llorar —no lo tengo claro— porque cuando yo venía a Villajoyosa de pequeña, lo hacía fuera de temporada. En pleno mes de noviembre lo más extraordinario que hacíamos era ir a escuchar la canción de “Los pajaritos” en vivo en alguna de las cafeterías de Benidorm.
Bueno, eso y … navegar durante horas, seamos justos.
Agonía y éxtasis en un mismo día.

Con el tiempo el velero pasó a mejor vida.
Las fascinantes torturas de cafetería también.

Ahora, cuando me escapo a La Vila, mis días transcurren entre mar, libros, rutas en bicicleta de carretera, carreras a pie y escapadas a alguno de mis referentes culturales y gastronómicos de la zona así que, siguiendo con mi deseo de promocionar el turismo nacional y coincidiendo con el fin del estado de alarma, te propongo una visión general de este rincón costero poco explorado de la provincia de Alicante.

PEDALEAR

La carretera que une Villajoyosa con Finestrat es una buena opción para empezar a darle a la biela, con carril bici en algunos tramos y poco tránsito de vehículos en el resto. Yo suelo ir hasta Sella, a veces hasta el puerto de Tudons en sus dos vertientes, a cual más bonita.

¡Pero hay tanto por recorrer en el interior! Guadalest, con su castillo y su embalse, Benilloba, con sus almazaras, el mítico Coll de Rates… Eso sí, cualquier ruta que escojas tendrá cierto desnivel y exigencia, no en vano Alicante es la segunda provincia más montañosa de España. Pero el esfuerzo bien merece la pena y los campos de almendrales, las vistas desde las terrazas de viñedos y olivares con el mar de fondo y las tonalidades de los diferentes embalses y fuentes naturales son todo un espectáculo en cualquier época del año.

Si quieres ahorrarte quebraderos de cabeza, no te apetece viajar con tu bicicleta a cuestas o no dispones de «juguetito» pero quieres probar, en CyclingMed  puedes alquilar para toda la familia. Jorge —el mejor anfitrión y conocedor de la zona que puedas echarte en cara— te organizará rápidamente alguna ruta siguiendo tus intereses, acompañantes, forma física o disponibilidad de tiempo.

CORRER

En La Vila existen varias rutas, distancias y terrenos por los que dar zancadas. Ahí va una pequeña selección:

Si te gusta correr junto al mar y lo tuyo son los 5-6 km y el asfalto, te recomiendo el paseo que une las playas de Estudiantes, Tío Roig y Varadero, el puerto deportivo y el paseo marítimo del pueblo. Si sigues en dirección hacia el sur pasarás delante del casco antiguo con sus icónicas casas de vivos colores. Tras un tramo de camino  pegado al mar y unos ciento de metros de carretera, llegarás hasta la zona conocida como “El Paraíso”, alcanzando así los 10-11 km de recorrido total. Al pie de las urbanizaciones que se han construido en esas lomas se encuentran alguna de las calas con más encanto de la zona, La Caleta, Esparalló y la deliciosa El Bol Nou.

Siguiendo con el asfalto, el recorrido en bici hasta Finestrat también puede hacerse a pie. Desde la playa del Varadero sumarás 14-15 km ida y vuelta por el carril bici, con un desnivel de interesante…

Si prefieres el litoral y los caminos de tierra, dirígete desde la Playa El Torres hacia el norte por la antigua vía pecuaria y sendero costero Colada de la Costa. Con algún «single track» entretenido y el mar Mediterráneo a pie de acantilado, acabarás alcanzando la cala nudista Racó del Conill, la Torre del Aguiló y la Cala de Finestrat por este recorrido abrupto y salvaje.

 

 

Si lo tuyo es el senderismo, Sierra Cortina y Sierra de Aitana son los lugares más cercanos, con rutas de cualquier dificultad. Para estos menesteres yo suelo brujulear en Linkalicante, donde dispones de una inacabable selección de rutas por la zona: rutas de interior, de costa, con niños… tú elige, que Fernando Prieto te dará siempre las mejores opciones.

REFRESCARSE

No solo de playa vive el hombre, por eso además del esparcimiento junto a la orilla, en La Vila existen diversas formas de disfrutar del mar.

El Club Náutic, oferta cursos de vela o piragua. Ali Sub, el centro de buceo local, profesional y cercano con el que descubrir el fondo marino de la zona. Finalmente, actividades de kayak, barranquismo o motos de agua, organizadas por AlicanteAventura  según tus deseos de acción y deporte.

REPONER

Para comer y/o reponer existen muchas y muy buenas opciones por la zona, aunque hoy solo nombraré tres lugares situados en La Vila misma. El Posit en la playa del pueblo, con degustación de platos, aceites y vinos de la zona. Casa Elordi, situado en un edificio singular el centro del pueblo, con una cocina de mercado mediterránea excepcional y una sala de sobrio estilo europeo. Y un clásico, el Hogar del Pescador, en el puerto, con una selección de postres sorprendentes que quitan el sentido.

Sin embargo a mi me va más eso de comprar viandas en el mercado de La Vila —abierto de 8.00 a 14.00—. Puedes optar por que te las preparen en la plancha de la Cantina Gallina que se encuentra en una de las esquinas del mercado.

Aunque la mejor opción es prepararlas en casa, acompañadas de alguna cerveza de la Comunidad Valenciana o una copa de algún caldo —a ser posible de bobal de Utiel Requena— y degustarlo todo en el espigón de Vila Taty Beach House. El lugar, lo más parecido a estar en la proa de un barco pero sin el cabeceo constante, es dónde asentamos nuestra base en la Costa Blanca, y cargamos pilas siempre que podemos.

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