Juan Velarde, velocidad en estado puro

Concretar una cita con el segundo español, después del inolvidable Alejandro McLean, en formar parte de la emérita Red Bull Air Race —la competición de motor más rápida del mundo, con velocidades cercanas a los 400 km/h y a una altura de 20 metros sobre el suelo o el agua— ha sido, como era de esperar, una tarea imposible de llevar a cabo. Claro que las 8 carreras que corre al año —de una punta a otra del mundo— los entrenamientos, los compromisos con los patrocinadores, las conferencias, las exhibiciones de aviación deportiva, los vuelos de aviones históricos para la Fundación Infante de Orleans, la aviación comercial en la compañía Iberia y una mínima vida personal, hacen de Juan Velarde una de esas personas difíciles de agarrar para una entrevista.
La velocidad entró en su vida desde muy pequeño, cuando bajaba cuestas en patinete a toda pastilla. Le siguieron los saltos en bici, para después pasar a las motos —ya fuesen de campo o de carretera— hasta llegar a los 16 años a los aviones que, la verdad sea dicha, le vienen de serie. Minucioso, afable y altruista donde los haya, su humildad, perfeccionismo y una incesante sonrisa acompañan a este Deportista de Alto Nivel allá donde vaya… eso sí, con puntualidad. «Si llegas a la hora, llegas tarde» es su consigna. Tantos años trabajando en aviación, donde los tiempos son tan rígidos, pasan factura.
Si no lo haces ya, puedes seguirle en su cuenta Instagram juanvelarde26 en la que FLIPARÁS con los vídeos de sus vuelos deportivos o visitar la página del increíble Team Velarde, a la espera de verlo en el CEVA 2020.

Concorde o 380

¡Concorde sin dudarlo!

Si no fueses piloto serías…

Buff, qué difícil… algo relacionado con motores, coches o motos (piloto a ser posible) o ingeniero aeronáutico (si fuese capaz de acabar la carrera…)

Un evento deportivo al que te gustaría viajar y aún no hayas ido.

Una final de Grand Slam Nadal-Federer

Si pudieses viajar en el tiempo ¿a qué momento te gustaría trasladarte?

Creo que en casi todos los aspectos estamos viviendo el mejor momento de la Humanidad, así que no me iría muy lejos… quizá me gustaría vivir algo de los 70.

Con la vida que llevas ¿qué opinión te merece todo lo slow?

Llevo años viviendo cosas muy bonitas e intensas, pero corriendo sin parar. Así que cada vez aprecio más el frenar, disfrutar de la calidad del tiempo y vivir un poco más despacio. ¿Estaré madurando por fin? (risas)

¿Tienes algún apodo?

Realmente no… aunque algunos amigos me llaman ‘Banano’, por aquello de Juanita Banana.

El mundo sería un lugar mejor sin…

Sin mal humor, sin codicia, sin envidia y con más empatía y civismo.

¿Tu cerveza favorita?

Mejor un Ribera.

Posesión más preciada.

Más que posesión, un bien…. familia y amigos.

Lindbergh, Hidalgo de Cisneros o Richard Hillary

Cualquiera que haya logrado hacer lo que nunca otro ha hecho antes, enfrentándose a lo desconocido, cuenta con toda mi admiración sin lugar a dudas. Si he de elegir diría que Lindbergh, pero sin menospreciar a los demás en absoluto.

3 manías viajeras.

Poco equipaje, estar abierto a la improvisación y no tener la vuelta cerrada.

Ir o volver.

Ir.

Mar o montaña.

Me tira más el mar. Me encantan la playa y los deportes acuáticos — kite, buceo, nadar y algo de esquí náutico y de wake— aunque la montaña también me gusta.

Un viaje pendiente

Filipinas y Vietnam.

¿Y el que nunca repetirías?

La verdad es que ninguno. Aunque no te encandile un lugar siempre se aprende y se saca algo positivo.

Una causa solidaria que todo el mundo debería conocer.

Afortunadamente hay muchas, pero me quedo con Aviación Sin Fronteras y Fundación Sepla Ayuda.

Con quien compartirías tu última cena.

¡Toma pregunta! mmm… con mis hermanos. ¡Aunque espero no ser nunca consciente de ello!

La pregunta que más temes de San Pedro en las Puertas del Cielo.

(risas) ¿Has sido malo, Juanito…?

Algún sitio del que quisieras no haberte ido nunca.

La Isla de Roatán, en Honduras.

Un súperpoder.

La teletransportación.

Tu lugar favorito en casa.

Mi sofá.

Nunca salir de España o nunca volver a España.

¡Qué difícil!… Pero si tengo que elegir, sería nunca salir de España.

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